Divertimentos filosóficos, de Ricardo Parellada
La voz italiana divertimento aludida en el título designa un género musical surgido durante la Ilustración y emparentado
con la serenata, el nocturno o la suite. Todas ellas constituyen formas de composición,
por lo general, breves, que poseen en común su carácter ligero y de entretenimiento.
Esta definición se atiene bastante bien a la naturaleza de los Divertimentos filosóficos.
Si bien el género divertimento apenas superó los inicios del siglo XIX, los Divertimentos filosóficos de Ricardo Parellada , profesor de la Universidad Complutense, al contrario, han
de desfallecer tan rápidamente pues son de gran actualidad por su contenido y su forma.
Igualmente, como buen género musical ilustrado, los Divertimentos filosóficos pretenden iluminar y dilucidar los problemas mediante un lenguaje asequible, aunque
se encuentren en el marco de una controversia de expertos. Los artículos proceden
de un blog de debate que trata, en forma de discusión abierta, infinidad de cuestiones
relevantes, sobre todo de la actualidad política, y que además ofrece detallados análisis
y comentarios desde la visión de diferentes especialistas en distintas áreas de las
ciencias sociales. Así como los instrumentos disputan bajo los imperativos de las
reglas de la armonía cameral, también en este caso rigen las normas de la argumentación.
Al acentuar estas analogías fáciles, quizá estemos oscureciendo la gravedad de las
diversas materias con las que se lidia. Hay, por ejemplo, algún capítulo de sátira
antitaurina. Se escribe desde el estilo del análisis político de ocasión, pasando
por la crítica de cine (“La pedagogía de Inside job”), de teatro (“Teatro de verano”), de libros (“Steve Jobs”, “Obama escritor”, “Atado
y bien atado” o “Anatomía de un instante entre otros”) o la filosofía (“Norma y libertad”).
Hasta el fútbol comparece, tratado por medio de un poema (“Tiquitaca”). El autor siempre
escribe sin solemnidad ni seriedad artificiosa. Nos aproxima a toda una serie de encrucijadas
de los últimos diez años que, en algunos casos, todavía colean mucho, como el libre
comercio o la justicia global. Hay otros que, por cierto, no está de más recordar,
como lo que ha sucedido en el mundo de la enseñanza o algunos que siempre constituirán
un tópos delicado (como el aborto).
Con lo dicho no se sostiene que éste sea un libro misceláneo al uso porque puede decirse
que estructuran la obra tres ejes fundamentales, y que en parte ya hemos referido:
la política, el análisis de la realidad y la divulgación filosófica. De este tercer
eje, quizás podamos afirmar que sea una diferencia frente a otros libros que recopilan
textos diversos unificados bajo un mero lema, pues todos ellos contienen una cierta
desviación profesional o perspectiva filosófica desde donde se contemplan. Lo frecuentado
desde hace años son los conjuntos de escritos, muy valiosos aunque en ocasiones demasiado
técnicos, de los científicos sociales más requeridos por los medios (como economistas,
juristas). Frente a los sutiles juegos dialécticos de cualquier disciplina, se parte
de una idea de escritura para todos los públicos y sin complejos.
Un ejemplo al azar de este hacer del libro viene, a mi parecer, proporcionado por
el excelente capítulo que dedica a los derechos humanos y los orígenes de la redacción
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo encuentro particularmente indicado para estos tiempos. Ahí se analizan y comentan
de manera sencilla los principales entresijos y personajes del proceso de redacción
de esta Declaración, sin agostarse en los detalles, pero tampoco en generalidades
que empobrecen, proporcionando así una idea muy interesante de cómo ocurrió tal episodio
histórico.
Un último aspecto importante es el dinamismo que proporciona el diálogo con respuestas
recogido en algunos de los capítulos, donde el autor intenta responder a algunas de
las alegaciones, objeciones o, en general, escritos de cualquier tipo que las otras
personas participantes en el blog aportaron, lo cual le proporciona también una cierta
viveza dialéctica a través del humor y el desenfado de esa charla escrita en la red.