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Que el insight se mantenga abierto

 

Cuando el pensamiento se clausura, comienza a repetirse. Los conceptos enloquecen. Se cierran a su referente fundamental. Su repetición, entonces, resulta cacofónica pues pierde el impulso que la realidad le brindaría: provocación, renovación, asombro. En Open Insight hemos querido ofrecer nuestras páginas, permanentemente, al pensamiento riguroso, pues el pensamiento verdaderamente riguroso es, precisamente, el que se encuentra abierto y dispuesto a dejarse sorprender. Así, la filosofía es, en cierto sentido, una gran escuela del asombro. Como dijo Gregorio de Nisa: “los conceptos crean ídolos, sólo el asombro conoce” (PG 44: col 377B; PG 44: 1028 D).

Estas palabras, fácilmente, pueden parecer demasiado elementales para quienes acostumbran revisar metódicamente las revistas de filosofía más recientes y los últimos volúmenes publicados en tal o cual tradición reflexiva. Sin embargo, en momentos en que la «postverdad» y las «realidades alternativas» parecen campear en el discurso y en la acción de los más importantes tomadores de decisiones a nivel mundial, no es poca cosa darnos permiso de recordar lo más elemental del quehacer filosófico.

Poseídos por el asombro, intentamos el maridaje de diversos asuntos relevantes, pero poco estudiados, de la filosofía. En el presente número, Juan Carlos Mansur y Diego Rosales nos regalan el inicio de una meditación dialogada sobre la importancia del «habitar» la ciudad. Como era de esperarse, el «habitar» rebasa por mucho el mero estar arrojados en medio de las cosas, de la gente o de la urbe. Habitar es un ethos que muestra formas en las que lo humano se despliega y se realiza -en cierto sentido, intentando no ser devorados por el mundo recompuesto por la racionalidad no siempre atenta a la vida y sus problemas-. Habitar emerge como una experiencia interior y que busca expandirse en los universos exteriores tan llenos de todo y tan vacíos, en ocasiones, de uno mismo.

Posteriormente, las reflexiones de Mario Teodoro Ramírez, Noé Expósito y Paniel Reyes nos conducen a tratar de replantear nuestra apertura intelectual. El primero, por vía de un intento de reivindicación de un realismo materialista que permita refundar la ontología; mientras que el segundo lo hace comentando los prejuicios que Gadamer tuvo al leer a Husserl. Por su parte, Reyes utiliza el pragmatismo de Cheryl Misak para intentar mostrarnos cómo un pragmatista -y por propósitos eminentemente pragmáticos- es, en realidad, un realista en términos de método; es decir, un pragmatista es un realista sin más. Aquí, la «vuelta a las cosas mismas», de algún modo, vuelve a acontecer. ¿Hasta dónde la realidad es alcanzada al sondearla? ¿Cómo evitar el dogmatismo al pretender reconocerla «tal cual es»? ¿Qué papel juegan los cuerpos cósicos y los cuerpos vividos en el proceso de recuperación del mundo? ¿Cómo evitar que una renovada filosofía del cuerpo no se agote en la ideología de los cuerpos vaciados de espesor y densidad? ¿Cómo lograr explicar que la continuidad real y operativa de la naturaleza permite entender la continuidad entre hábitos y explicaciones metafísicas sobre la regularidad de los fenómenos del mundo?

Estos acercamientos, ya sea a un nuevo realismo, a un cierto neopragmatismo o a una fenomenología-hermenéutica más depurada, en el fondo, parecen llamadas a realizar una reflexión que dé primacía a la vida y a los momentos vitales que tejen la historia de las personas. Es justamente ahí donde se encuentran las reflexiones sobre Franz Rozenweig que Esteban Beltrán realiza y las cuestiones abordadas por Alejandro Macías al investigar el pensamiento de Lévinas y Sartre en relación al arte y a la forma de nuestro estar en el mundo.

Cuatro trabajos de otra índole también acompañan estas incursiones: Ignacio Serrano revisa la poco estudiada influencia de Weber sobre MacIntyre; Jesús Emmanuel Ferreira explora el pensamiento político de Luis Villoro y Juan Matías Zielinski expone la filosofía de la religión presente en los escritos del Dussel temprano; finalmente, un notable estudio de Castro-Manzano versa sobre las ventajas representacionales de los diagramas de VENN para expresar sistemas lógicos.

En medio de tal variedad, una misma pasión por la verdad gravita. Pasión que no es estéril, si la realizamos con rigor y sin censurar los aspectos que se presenten como evidentes al tomar en cuenta la totalidad de los factores de lo real. Si la filosofía consistiese en la doctrina de un solo autor o, incluso, de la reivindicación de una sola tradición, todo este esfuerzo editorial sería vano. De hecho, las pretensiones de hegemonía filosófica de tal o cual escuela casi nunca han dado lugar a un gran concierto de voces en el que, desde distintos ángulos, se busque hacer que el insight permanezca abierto y atento al servicio de la realidad, antes que a mostrar brillo refulgente, pero ahistórico, de las puras ideas. Superando las pretensiones de que la verdad se muestra con exclusividad en algún autor o tradición, el concierto se expresa en una sinfonía de voces, polaridades y hasta contrapuntos que van ampliando los matices y la riqueza de lo real, de por sí polifónico.

Si nuestra mente fuera un pozo de claridad infinita en el que los conceptos, por su pura coherencia formal, traslucieran su verdad, entonces el conjuntar y dialogar, el compartir y el conversar, no tendrían ningún sentido. Pero, dado que esto es contrafáctico y que nuestra mente se percibe limitada y, muchas veces, titubeante, más vale buscar con ahínco la verdad, hablando con valentía y escuchando con humildad.

Pablo Castellanos López y Rodrigo Guerra López. Centro de Investigación Social Avanzada, México. Mayo, 2017.

Referencias bibliográficas

1 

de Nisa, G. “Vida de Moisés” y “Homilía XII sobre el Cantar de los Cantares”. En Patrologiae cursus completus . Serie Græca, 44.

G. de Nisa Vida de MoisésHomilía XII sobre el Cantar de los CantaresPatrologiae cursus completusGræca44