Cappuccio, Massimiliano y Froese, Tom (Eds.). 2014. Enactive Cognition at the Edge of Sense-Making. Making Sense of Non-Sense. Basingstoke, Hampshire: Palgrave Macmillan. New Directions in Philosophy and Cognitive Science, 317 pp.

Susana Ramírez Vizcaya

Cappuccio, Massimiliano y Froese, Tom (Eds.). 2014. Enactive Cognition at the Edge of Sense-Making. Making Sense of Non-Sense. Basingstoke, Hampshire: Palgrave Macmillan. New Directions in Philosophy and Cognitive Science, 317 pp.

Revista de Filosofía Open Insight, vol. IX, núm. 15, 2018

Centro de Investigación Social Avanzada

Las ciencias cognitivas constituyen un campo de conocimiento transdisciplinarioen el que interactúan y convergen, en torno a un objetode estudio común (i.e., la cognición), diversas disciplinas comola filosofía, las neurociencias, la inteligencia artificial, la psicologíacognitiva, la lingüística y la antropología cognitiva (King, González yGonzález, 2014). De acuerdo con la perspectiva dominante dentrode las ciencias cognitivas –el computacionalismo o cognitivismo–, lacognición consiste en el procesamiento de información de acuerdocon reglas lógicas (Norman, 1987).

Una de las nociones centrales del computacionalismo es la derepresentación mental. Según esta tradición, para que un sistemacognitivo funcione apropiadamente, éste debe ser capaz de formaruna representación precisa de los aspectos relevantes del mundo.De este modo, como señala Ezequiel Di Paolo en el prólogo de estelibro, darle sentido al mundo desde el computacionalismo consisteen “lograr la coherencia suficiente entre las entradas sensoriales yuna economía representacional que sostiene la visión del mundo, lasmetas, las normas, y las motivaciones para actuar del agente”. 1

Por tanto, para esta tradición, el sinsentido constituye un merodesajuste entre nuestros modelos internos y el mundo, ante el cuales preciso realizar “las correcciones necesarias a una arquitectura representacionalpara lidiar con esta falta de coherencia” (xii). 2

En este libro, Massimiliano Cappuccio (Departamento de Filosofíade la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos) y Tom Froese(Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemasde la Universidad Nacional Autónoma de México) parten de unaaproximación distinta a la cognición. Se trata del enactivismo, propuestopor Varela, Thompson y Rosch (1991) como una alternativaal computacionalismo. El enactivismo se interesa principalmente enlas bases biológicas de la cognición, así como en su dimensión fenomenológicay su carácter dinámico y complejo. De acuerdo con estaaproximación, un agente cognitivo no está simplemente situado enel mundo, sino que contribuye significativamente a su «enacción»,esto es, el agente hace emerger continuamente un mundo de valoresy significados a través del “involucramiento activo y [la] exploraciónsensomotora” 3 de su ambiente (Froese y Ziemke, 2009: 475).De este modo, el enactivismo considera a la cognición no como elcómputode información neutral de un mundo independiente quetiene que ser representado y procesado por el cerebro para adquirirun significado, sino como un proceso activo y corporeizado de creaciónde sentido 4 (Weber y Varela, 2002). Aquí es preciso enfatizar,como lo hace Di Paolo en el Prólogo, que al hablar de creación desentido no se habla sólo de una interpretación que involucra procesoscognitivos superiores, sino de “actividades corporeizadas y situadasde todo tipo, desde biológicas y prerreflexivas hasta conscientesy lingüísticas”(p. xii). 5

La propuesta de este libro es bastante sugestiva e innovadora. Enla Introducción, Cappuccio y Froese proponen que el sinsentido estáen la base de las formas simbólicas y abstractas de la cognición, puesun agente cognitivo que se enfrenta ante una experiencia sinsentidointerrumpe su acoplamiento prerreflexivo y habitual con el mundo, lo cual le brinda la posibilidad de reflexionar sobre su relación intencionalcon él.

Sin embargo, estos autores señalan que la fenomenología delsinsentido plantea un serio dilema al enactivismo. Por un lado, nosdicen, si se acepta que la experiencia del sinsentido surge al darlesentido a un evento absurdo, entonces “perdemos la especificidad yla radicalidad” de la experiencia propiamente dicha del sinsentido.Por otro lado, si se afirma que la experiencia del sinsentido resultade una falla en la capacidad de creación de sentido, “entonces debemosasumir que hay otras formas de cognición que no son reduciblesa la creación de sentido” (22), lo que va en contra de la propuestaenactivista.

Por tanto, Cappuccio y Froese señalan que el problema principalque el sinsentido plantea al enactivismo radica en que éste “frecuentementeparece asumir implícitamente que cada forma dirigidade involucramiento práctico con el mundo no sólo «puede», sino–hasta cierto punto– debe ser inherentemente productora desentido”(p. 4). 6 Si esto es así, ¿cómo es posible para el enactivismodar cuenta del sinsentido? Si la cognición es esencialmente creaciónde sentido, ¿cómo podemos tener experiencias sinsentido? ¿Cuálesson los procesos cognitivos que posibilitan la transición del sentidoal sinsentido y viceversa? ¿Puede el sinsentido contribuir a la creaciónde sentido? Estas son algunas de las preguntas que motivan ellibro que ahora nos ocupa.

Las doce contribuciones que integran esta publicación ofrecenreflexiones que contribuyen a esbozar una respuesta al dilema queplantea el sinsentido al enactivismo. Además de la relevancia de lapropuesta, este libro destaca –siguiendo el espíritu transdisciplinariode las Ciencias Cognitivas– por la amplia variedad de puntos devista y disciplinas desde las cuales se abordan las cuestiones antesplanteadas, como la teoría de sistemas complejos, la física cuántica,la psicología ecológica, la cognición comparada, la inmunología, lapsicopatología, la literatura, el estudio de los estados alterados de conciencia y la teoría de género. Sin embargo, en todos los capítuloses central y explícito el papel de la filosofía, ya sea de la fenomenología,la filosofía de la mente, la epistemología, la filosofía de la cienciao la filosofía del lenguaje.

El libro está organizado en tres secciones. La primera de ellas(Theory and Methods), aborda los fundamentos del enactivismo y losretos que el sinsentido plantea a esta aproximación a la cognición.Esta sección cuenta con las colaboraciones de Dobromir Dotov,Anthony Chemero, Michel Bitbol, David A. Leavens y John Stewart.

La segunda (Experience and Psychopathology) profundiza en la fenomenologíadel sinsentido, tanto en la experiencia cotidiana comoen la patológica. En ella colaboran Natalie Depraz, Michael Beatony Daria Dibitonto

Finalmente, la tercera sección (Language and Culture), incluye lascolaboraciones de Elena Clare Cuffari, William Michael Short, WilsonShearin, Alistair Welchman, Juan C. González y Michele Merritt.En ella se exploran algunas de las consecuencias que las experienciassinsentido pueden tener en la producción de significados dentro delas prácticas culturales. Con la finalidad de brindar un panorama decada una de estas secciones, en lo que sigue, reseñaré brevemente uncapítulo de cada una de ellas. 7

Teoría y método

En la primera contribución a este volumen, titulada “Breaking theperception-action cycle: Experimental phenomenology of nonsenseand its implications for theories of perception and movementscience”, Dotov y Chemero buscan unir tres de las tradiciones queconstituyen el fundamento del enactivismo: el enfoque ecológicoa la percepción de Gibson, la fenomenología de Merleau-Ponty yHeidegger y la teoría de sistemas dinámicos. Partiendo de ellas, losautores presentan una serie de experimentos a manera de pruebas

de concepto para defender dos ideas fundamentales. En primer lugar,la idea propuesta por Merleau-Ponty (1945/2012) y Gibson(1979/2015) de que la cognición surge a partir del ciclo percepción-acción. En segundo lugar, la idea de que la cognición surge apartir de la frustración que se genera cuando fallan las actividadestípicamente utilizadas para dar sentido al mundo, es decir, como unamanera de lidiar con el sinsentido. Finalmente, se discuten algunasimplicaciones de la fenomenología de Merleau-Ponty para las cienciasdel movimiento.

Uno de los aspectos relevantes y novedosos de los experimentospresentados es que éstos fueron realizados utilizando el enfoquemetodológico denominado fenomenología front-loaded (Gallagher,2003), 8 que consiste en integrar desde la etapa del diseño experimentalideas desarrolladas previamente a partir de análisis fenomenológicos.Junto con la neurofenomenología de Varela (1996), lafenomenología front-loaded constituye uno de los esfuerzos contemporáneosmás relevantes por naturalizar la fenomenología. Por tanto,esta parte del capítulo hace una doble contribución, pues, por unlado, permite apreciar la importancia de la fenomenología para lasciencias cognitivas y, por otro, permite confirmar, mediante los resultadosde los experimentos, las ideas fenomenológicas originales

En este caso, los experimentos aplican métodos matemáticos dela teoría de sistemas dinámicos para expresar cuantitativamente ladistinción fenomenológica propuesta por Heidegger (1927/1962)entre tres modos de experimentar la interacción con herramientas.El primero, que Heidegger denomina ready-to-hand, es el modo enel que usualmente se experimenta el mundo al estar inmersos enuna actividad desempeñada con destreza. En este caso, la atenciónse enfoca en la tarea y no en las propiedades de la herramienta, lascuales son transparentes al usuario. El segundo es el modo un-readyto-hand, que se produce al presentarse una ruptura temporal en elciclo percepción-acción, en cuyo caso la atención pasa de la tarea alas características de la herramienta que imposibilitan el logro de ella. Finalmente, cuando la herramienta se ha vuelto inservible, elusuario la experimenta como present-at-hand. En este modo de la experiencia,la herramienta se convierte en un objeto con propiedadesanalizables. Los autores señalan que esta distinción fenomenológicaha inspirado la hipótesis de la cognición extendida, la cual afirma queun sistema cognitivo puede “extenderse más allá del cuerpo biológicoe incorporar piezas más o menos arbitrarias del ambiente siempreque éstas puedan ser funcionalmente integradas dadas las demandasde la tarea” (Dotov y Chemero, 2014: p. 48). 9

Los experimentos de Dotov y Chemero brindan evidencia empíricade esta hipótesis y de la distinción propuesta por Heidegger.En ellos se observa que cuando el acoplamiento con el ratón de lacomputadora en un juego de video (i.e., la herramienta) es fluido,éste se experimenta como ready-to-hand y se integra funcionalmenteal agente como parte de un sistema extendido autoensamblado mediantedinámicas dominantes de interacción. Por otro lado, cuandose produce una perturbación, la herramienta deja de formar partede dicho sistema y se experimenta como un-ready-to-hand. Finalmente,cuando la perturbación aumenta hasta el punto de interrumpir latarea, la herramienta se percibe como present-at-hand y se convierteen el objeto de atención del agente.

Los autores sugieren que la perturbación introduce el sinsentidoy los agentes, al encontrar sus actividades de búsqueda de sentidoinadecuadas para la situación, adoptan “una actitud más cognitiva haciala tarea” (37). 10 Como una crítica a estos autores, es importanteseñalar que la noción de cognición a la que se refieren es la quetípicamente está asociada con las funciones superiores. No obstante,si consideramos la noción enactiva de cognición (p. ej., Di Paolo,2015), entendida como acción corporeizada que hace surgir unmundo significativo a partir del acoplamiento sensomotor y preconceptualentre el sujeto cognoscente y su ambiente, podría decirse que la cognición, en un sentido enactivista, se produce también enel modo ready-to-hand.

Finalmente, otra contribución importante de este capítulo es lapropuesta de utilizar la fenomenología para abordar una cuestióncrucial para la ciencia del movimiento, esto es, la cuestión de cómoemerge un comportamiento coordinado entre un enorme númerode unidades de movimiento corporal (p. ej., los músculos, las neuronas,las extremidades con sus múltiples grados de libertad y losobjetos manipulados).

En particular, los autores retoman algunas ideas de la fenomenologíade Merleau-Ponty en torno a la intencionalidad motriz, asícomo la idea de búsqueda de sentido del enactivismo, para argumentara favor del uso de la teoría de sistemas dinámicos no-linealesy de la teoría de la complejidad para entender el control y la coordinacióndel movimiento en el mundo real. Aunque los autores nodesarrollan esta cuestión a profundidad, la vía de abordaje a la queapuntan tiene implicaciones potenciales importantes para ampliarlas perspectivas en el estudio del movimiento.

Experiencia y psicopatología

Otra perspectiva original sobre el sinsentido es la que presenta Dibitontoen su capítulo “No non-sense without imagination: Schizophrenicdelusion as reified imaginings unchallengeable by perception”.Este capítulo brinda una contribución relevante tanto ala psicopatología de la esquizofrenia como a la teoría enactiva almostrar que ambas se enriquecen mutuamente cuando esta últimatiene que lidiar con el sinsentido. Esto se debe, por un lado, a queel enactivismo brinda un marco explicativo adecuado para entenderlas experiencias de esquizofrenia, considerada aquí como “una formapatológica de la experiencia del sinsentido” 11 (182) y, por otro lado,a que el estudio fenomenológico de la esquizofrenia proporciona unaevidencia de la propuesta enactiva de que los humanos “son sistemas vivientes que dan sentido a su experiencia gracias a la acción corporeizadacompartida en una dimensión social” (185). 12

Este trabajo retoma la concepción fenomenológica de la esquizofrenia(Sass y Parnas, 2003), que considera que la alteración centralde esta patología radica en la descorporeización, es decir, en “lafalta, o debilitamiento, de la autoconciencia sensomotora” (Dibitonto,2014: 184) 13 o, en otros términos, de la autoconciencia prerreflexiva,tácita e inmediata de que soy yo el que está percibiendo,pensando o moviéndose, la cual constituye la dimensión central delo que Gallagher (2000) y Zahavi (2005) llaman «yo mínimo».

Dibitonto señala que este desorden del «yo mínimo» consiste endos distorsiones de la autoconciencia que se complementan mutuamente.La primera radica en una autoafección disminuida, es decir,un debilitamiento del sentido de que uno es la fuente de concienciay acción. La segunda consiste en una hiperreflexividad, es decir, enuna autoconciencia exagerada en la que los propios pensamientos oacciones se experimentan como si fueran objetos externos. Ambasdistorsiones, nos dice, implican una “transformación estructural dela personalidad” (189) 14 , que se manifiesta, en última instancia, enuna pérdida del vínculo perceptual y conceptual con la realidad. Sinembargo, una cuestión que continúa siendo objeto de debate es cómoocurre la transición de la descorporeización de la fase prodrómica alos síntomas agudos de la esquizofrenia, como las alucinaciones ylos delirios. Es en este punto donde radica la mayor contribución deDibitonto, al argumentar que dicha transición sólo puede explicarsemediante una psicología fenomenológica de la imaginación.

Partiendo de la fenomenología de Jaspers, Dibitonto cuestionala visión tradicional de los delirios como creencias falsas basadas enuna inferencia errónea sobre el mundo externo (según el DSM IV) ocomo creencias fijas (según el DSM V), las cuales persisten a pesar dela evidencia en contra. De acuerdo con la perspectiva que la autora adopta, los delirios de la esquizofrenia se conciben como imaginacionesreificadas que no son susceptibles de modificarse ante la experienciaperceptual y que tienen su origen en la descorporeizacióndescrita anteriormente.

La autora señala que aunque los recuentos de primera personahan evidenciado desde los inicios de la psicopatología la incapacidadde los pacientes con esquizofrenia para discernir entre imaginacióny realidad, todavía no existe una teoría consistente que clarifiquecómo los desórdenes del «yo» conducen a una asimilación entreambas formas de conciencia. Este capítulo hace una contribuciónvaliosa al retomar conceptos centrales de la psicología fenomenológicade la imaginación de Sartre y aplicarlos dentro del marco de laesquizofrenia arriba presentado.

De acuerdo con Sartre (1940/2004), la imaginación permitetomar posesión de algún objeto ausente o no existente generando unsustituto analógico o analogon del mismo, lo cual requiere suspendertemporalmente la actitud perceptual.

Dibitonto argumenta de manera poco afortunada que, para Sartre,el analogon no es una representación, sino un acto intuitivo. Además,su explicación de cómo se constituye dicho analogon, aparte de resultarpoco clara, parece irrelevante en el desarrollo de sus argumentos.Sin embargo, partiendo de las ideas de Sartre sobre las patologías dela imaginación, la autora defiende acertadamente la idea de que, a diferenciade lo que ocurre con la imaginación ordinaria –en donde laactitud perceptual de la conciencia es puesta de lado temporalmentepara dejar que emerja un analogon–, en el caso de la esquizofrenia, lapérdida o el debilitamiento de la autoconciencia sensomotriz provocano una suspensión, sino una ruptura con la experiencia corporal, “demanera que las imágenes mentales emergen en un mundo perceptualdescorporeizado, que se vuelve estructuralmente similar al imaginativo”,lo que ocasiona que “los objetos corporeizados y descorporeizadospierdan su diferencia substancial” (Dibitonto, 2014: 197). 15

De este modo, la autora propone que las alucinaciones y los deliriosde la esquizofrenia no constituyen creencias falsas o fijas, sinoimaginaciones que son reificadas como un mecanismo compensatorioque permite al paciente crear sentido ante el sinsentido que generala ausencia o el debilitamiento de la experiencia corporeizada.Sin embargo, también señala que esta creación de sentido ocurre acosta del aislamiento ante la imposibilidad del paciente no sólo decuestionar la realidad de sus fantasías reificadas, sino, sobre todo, decompartir socialmente sus experiencias.

La explicación de Dibitonto puede tener implicaciones clínicasimportantes pues, como señala la autora, si el delirio es visto comouna creencia falsa o fija, los cuidadores de un paciente con esquizofreniatratarán de hacerle reconocer su error y modificar sus creencias,aislándolo de manera más profunda. Pero si el delirio se consideracomo una imaginación reificada, éstos pueden llegar a entenderel mundo imaginario del paciente e incluso ayudar a darle sentido asu experiencia del sinsentido.

Finalmente, este capítulo va más allá de la experiencia patológicay sugiere que la imaginación es necesaria para que exista unaexperiencia radical del sinsentido en una experiencia normalmentecorporeizada, pues la conciencia imaginativa permite “suspender labúsqueda de sentido guiada perceptualmente para crear y jugar conel sinsentido” (200), 16 liberando momentáneamente a la concienciade su corporeidad y de su ambiente inmediato, lo que para Sartreconstituye una posibilidad de libertad.

Lenguaje y cultura

La última parte de esta reseña aborda otro trabajo relacionado con elsinsentido y el «yo», pero ahora desde la perspectiva de la cultura y elgénero. En el capítulo titulado “Making (non)sense of gender”, Merrittexplora el fenómeno del «género sinsentido», 17 el cual implica “una falla para adoptar, adaptarse a, reconocer o enactuar las normastípicas asociadas con el propio género” (286). 18 Aunque dicho temaha sido profusamente abordado por la teoría de género y la filosofíafeminista, la principal aportación de este capítulo reside en que, enesta ocasión, el tema es tratado desde la perspectiva de las cienciascognitivas, área en la que hasta ahora ha sido prácticamente ignorado

En este trabajo, Merritt considera al género como “una institucióndinámica y performativa que moldea, aumenta e incluso constituyenuestra cognición, especialmente nuestra cognición social eintersubjetiva” (287). 19 Dicha concepción se basa tanto en aproximacionesenactivas y extendidas a la cognición como en teorías performativasde género. En primer término, la autora se inspira en lapropuesta de Gallagher (2013), quien afirma que las prácticas y políticasde las instituciones sociales pueden facilitar o incluso ser constitutivasde los procesos cognitivos que se llevan a cabo en el marco dedichas instituciones, conformando lo que Merritt llama un sistemasocialmente extendido. En este sentido, la autora propone que elgénero constituye “una red distribuida de personas, herramientas,convenciones y reglas” 20 (Merritt, 2014: 287) que configura la formaen que sus participantes crean sentido de su propia identidad degénero y de la de los demás.

En segundo término, la autora recurre a una concepción atribuidaprincipalmente a Judith Butler, de acuerdo con la cual el géneroes un acto performativo de imitación cuyo modelo original es contingentedel contexto social, político e histórico y, muy frecuentemente,“de las dinámicas de poder inherentes en la sociedad” (290). 21 Dicho acto de imitación representa las formas de vestir, los manierismos,las prácticas y los comportamientos que son adecuados parael rol de hombre y de mujer según el sistema social en el que este acto performativo se lleva a cabo. De este modo, de acuerdo conla perspectiva que defiende Merritt, el género no constituye unaesencia inscrita en el cuerpo o el cerebro, sino un acto en el que seinterpreta una identidad socialmente determinada.

Merritt analiza algunos casos de ruptura (breakdown) dentro dela institución del género, como los de identidad neutra de los bebésStorm y Sasha, cuyos padres decidieron criarlos fuera del “sistemade género binario” (291), 22 provocando críticas y preocupaciones relacionadascon la inminente posibilidad de que, al crecer, los niñosfueran rechazados y avergonzados por sus compañeros; o el diálogoentre Amy André y Sandy Chang con respecto a la manera de darsentido a la identidad femme dentro de la comunidad genderqueer.

A través de un interesante y revelador análisis, la autora planteaque incluso cuando explícitamente se busca salir de las normas yprácticas que guían la institución del género, éstas están tan arraigadasen nuestra arquitectura cognitiva que puede ser difícil dar sentidoa los casos que no se ajustan a lo establecido dentro de dichainstitución.

Además, nos dice Merritt, los casos de género sin sentido resultanfrustrantes para la mayoría de la población al no “poder colocarlosfácilmente dentro de un marco preestablecido de significado(294),” 23 por lo que generalmente se intenta hacerlos encajar en élde manera forzada y, algunas veces, violenta.

La autora hace una contribución importante al ubicar la ruptura,no en la persona que va en contra de la institución de género,ni tampoco en aquella que no logra encontrar sentido del génerosinsentido, sino en la interacción de dichas personas con un sistemasocial más amplio que impacta, muchas veces de forma implícita yno consciente, en los pensamientos y en la manera de crear sentido.

Finalmente, es relevante la comparación que realiza Merritt entrela ruptura dentro de la institución del género y la ruptura cognitiva,estudiada dentro de las ciencias cognitivas y la filosofía. Enparticular, la autora se refiere a la distinción heideggeriana, descrita anteriormente, entre los modos ready-to-hand y present-at-hand y alconcepto de «microidentidades» de Varela (1995). A partir de estacomparación, la autora enfatiza el papel esencial de las rupturas generadaspor la experiencia del sinsentido en la creación de sentido,ya que es a través de ellas que se transita de “un flujo de actividadno-reflexivo a una actitud teórica y desapegada hacia los objetos quepueblan nuestro mundo” (297). 24 Merritt señala que la interaccióncon la institución del género se da comúnmente de manera relativamenteautomática y no problemática, por lo que rara vez se reflexionasobre las «microidentidades» que lo conforman. Sin embargo,cuando los esquemas de interpretación desarrollados dentro dedicha institución son insuficientes para darle sentido a los casos degénero sinsentido, se crea una ruptura que abre un espacio de posibilidadpara la reflexión crítica y, en su caso, para la creación, modificación,ampliación o rearticulación del conjunto de reglas mediantelas cuales se da sentido a la identidad de género.

Aunque las rupturas cognitivas comparten una estructura similarcon los casos de género sinsentido, Merritt llama la atenciónsobre la necesidad de considerar la dimensión intersubjetiva inherentea la creación de sentido, la cual no está presente en los casosde ruptura cognitiva. Tomando como punto de partida el conceptoenactivista de «búsqueda participativa de sentido» (De Jaegher y DiPaolo, 2007), Merritt propone que la interacción entre los individuosy el «macromundo» de la institución de género al cual estánacoplados hace emerger un conjunto de significados que dependeenteramente de dicha interacción y que, al convertirse en parte delpropio “repertorio conceptual”, 25 posibilita la categorización rápidade la identidad de género de los otros.

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Notas

1 … achieve sufficient coherence between sensory inputs and a representational eco­nomy sustaining the agent’s worldview, goals, norms, and motivations for action.

2 the necessary corrections to a representational architecture to deal with this lack of co­herence

3 “… active engagement and sensorimotor exploration”.

4 Traduzco aquí como “creación de sentido” lo que Weber y Varela (2002) llaman sense­making.

5 … bodily and worldly activities of all sorts, from biological and pre-reflective to cons­cious and linguistic.”

6 … often seems to implicitly assume that every directed form of practical engagement with the world not only can but – to some extent – must be inherently productive of sense.

7 La elección de los capítulos se basa en la relación que existe entre ellos y en su con­tinuidad temática.

8 En Gallagher y Zahavi (2013) el traductor al español utiliza el término en inglés, abre­viándolo «fenomenología FL».

9 … extend beyond the biological body and incorporate more or less arbitrary pieces of the environment as long as they can be functionally integrated given the task demands.”

10 … a more cognitive attitude towards the task.”

11 … a pathological form of non-sense experience.

12 … are living systems making sense of their own experience thanks to embodied action shared in a social dimension.

13 … the lack or weakening, of sensory-motor self-consciousness.”

14 … a structural transformation of personality.”

15 … so that mental images emerge into a disembodied perceptual world, that becomes structurally similar to the imaginative one … embodied and disembodied objects lose their substantial difference.”

16 … to suspend perceptually guided sense-making so as to create and to play with non-sense

17 “ Nonsensical gender”.

18 … a failure to adopt, adapt to, recognize, or enact the typical norms associated with one’s gender”.

19 … a dynamic and performative institution that shapes, augments, and even constitutes our cognition, especially our social and intersubjective cognition.

20 … a distributed network of persons, tools, conventions, and rules”.

21 … of power dynamics inherent in society.”

22 “… binary gender system.”

23 … cannot place them easily within a pre-established framework of meaning.”

24 … an unreflective flow of activity to a theoretical and detached stance towards the objects populating our world.”

25 “… conceptual repertoire.”

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Revista de Filosofía Open Insight
ISSN: 2007-2406
Vol. IX
Num. 15
Año. 2018

Cappuccio, Massimiliano y Froese, Tom (Eds.). 2014. Enactive Cognition at the Edge of Sense-Making. Making Sense of Non-Sense. Basingstoke, Hampshire: Palgrave Macmillan. New Directions in Philosophy and Cognitive Science, 317 pp.

Susana Ramírez Vizcaya
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